Mes: julio 2019

Mi mandato 2015-2019 en Nou Barris.

Quería tener un momento para escribir unas palabras sobre qué ha sido para mi estar en el gobierno de mi distrito, Nou Barris, un distrito peculiar, desde su construcción, hasta ahora.

Combinar la política con el trabajo, es durísimo. Estos años he sentido que no hacía ninguna de las dos cosas al 100%. Con todas las energías que se merecían. La cooperativa por un lado, y el vecindario por el otro.  Jornadas de 12, 14 y hasta 16 horas. Plenarios casi hasta las 3 de la madrugada. Ojeras, muchas ojeras y energía para querer camibiar mucho las cosas.

Podría estar horas escribiendo, anécdotas, aprendizajes, sueños de activista de barrio cumplidos, como por ejemplo, después de años de reinvindicación, el de conseguir una técnica ambiental para el barrio.

Cuando eres consellera de barrio, te sientes un poco como una mamá del distrito. Piensas: »Que no le pase NADA a mi barrio.» Sufres más cuando hay casos de violencia a mujeres, alguien muere por accidente o asesinato y cuando a alguien le deshaucian, porque te sientes responsable, aunque no haya una solución mágica. Te enteras de todos los accidentes de tráfico por e-mail y todas las veces sientes la misma impotencia.

Es durísimo no poder hacer lo que quieres y tenerlo que explicar. Además cuando quien no te deja es el sistema y otras administraciones que no dan la cara al mismo nivel que nosotros que estamos a pie de calle. Siempre explico que para conseguir cosas dentro de la institución se ha de ser activista también y luchar desde dentro hasta al final.

Ha sido duro en especial también por todas las elecciones que se han adelantado, por el 1 de octubre, el 155, el atentado…. Las fake news de las élites, las generadas por la oposición, una oposición durísima que nos ha dado la espalda en todo el mandato en cosas como la aprovación del tranvía por la Diagonal. Las huelgas ha sido lo más duro de digerir por las contradicciones ideológicas, sobretodo las huelgas del metro, así como algunas manifestaciones vecinales que se han hecho por causas que no abogaban por el bien com e individualistas.

Toda esta lucha desgasta en muchos niveles. No entiendo como hay gente que puede estar décadas con cargos políticos. Supongo que no lo han vivido con la misma intensidad que nosotros.  Cuántas veces nos hemos ido llorando a casa porque venían famílias enteras al distrito que estaban a punto de echarlas de sus casas o durmiendo en pensiones. Todos los gritos y pancartas de los vecinos no eran suficientes, nosotros muchas veces nos queríamos bajar con ellos a gritar.

Me hubiera gustado escribir un diario. Pero solo me quedan las montañas de papeles en casa (por que no teníamos todos despacho propio y yo contestaba todo en casa) y justo esta lista de más arriba, de las cosas que hemos hecho sobre ecologia y movilidad en Nou Barris. Debería buscar también la de la lista de las cosas hechas en la Prospe, que ha sido mi barrio. También pienso que en algunas cosas deberíamos haber sido más valientes.

En resumen, estoy orgullosa de haber sido parte del equipo de gobierno, más humano, más progresita, que ha tenido jamás Nou Barris, a pesar de nuestras diferencias internas. Estoy orgullosa de haber conseguido consensos y también de luchar desde dentro y denunciar siempre las injusticias, sean de donde sean. Las cosas que se han construido aquí se quedan en nuestra historia. Todo lo que sea por la clase trabajodora, por lo público y el planeta.

Gracias Mado por decir que gracias a mi capacidad para empatiza ayudó mucho a solucionar problemas.  No hay nada mejor que hacer política poniendose en la piel de otras personas. Se me hará dificil no seguir sienténdome responsable del barrio. Quizás todo el mundo debería sentir eso por su localidad, ese sentimiento de pertenencia y a la vez de conciencia colectiva, es lo que hace mover montañas.

A pesar de todo ello, la vida no se acaba aquí, nos seguiremos viendo en las luchas, las asambleas y las calles!

Cosas de las que no me quiero olvidar: Ponerle el nombre a la Plaza de la República, hacer que vienera la Fira de la Terra al barrio, conseguir la arena para la Prospe, Espai de gossos de la Prospe, conocer a Rescat y ayudarles con un local, articular con Esther la taula d’Ecologia de Porta, conseguir reactivar el consell d’ecologia urbana, conseguir que Ciutat Meridiana tuviera bicing, el juicio por defender a una mujer que estaba siendo golpeada por su marido en el metro…. y muchas más!

 

 

 

 

LAS COOPERATIVAS Y LA SUPERACIÓN DEL CAPITALISMO

A raíz de la de celebración del Día Internacional de las Cooperativas, que se celebra cada primer sábado de julio desde 1923, desde Comunistes de Catalunya he escrito este articulo para apoyar y visualizar a las empresas cooperativas, ya que ponen en el centro a los trabajadores y por su carácter democrático y social, y a su vez mostrar qué opinaban los principales referentes socialistas sobre el cooperativismo, desde Marx y Engels, Lenin y el Ché, con algunos comentarios de socialistas utópicos y otros autores.

 

La principal fuente que he utilizado para el artículo ha sido el libro El cooperativismo y el socialismo. Una mirada desde Cuba (Ed. Caminos: La Habana, 2011) una compilación de artículos dirigida por Camila Piñeiro Harnecker y en concreto, la ‘Parte 2. Las cooperativas y los pensadores socialistas.’

 

Marx y Engels: sobre el cooperativismo y la autogestión.

La dinámica a finales del siglo XVII y durante el siglo XIX en Europa hicieron pensar a Karl Marx y a Friedrich Engels en las potencialidades del cooperativismo y de la autogestión en la lucha contra el capitalismo. Marx y Engels pusieron en relieve el valor de las experiencias cooperativas de su época y las defendían, ya que demostraban que no son necesarios ni la dirección ni el mando del capital en el proceso de producción. “Producir sin patrones” continúa estando entre los sueños de emancipación humana. Era lo que Engels definía como »el tránsito del control sobre las personas a la administración de las cosas.»

 

Anteriormente a Marx y a Engels, William Thompson, en 1830, uno de los mayores exponentes del socialismo utópico, remarcó la necesidad de que los sindicatos crearan cooperativas orientadas a la expansión de un sistema completo de vida comunista en la que los trabajadores fuesen “copropietarios, coproductores y cohabitantes”.

 

Más tarde, Marx y Engels, mostraron la importancia del cooperativismo y de la autogestión en la producción, más que en el consumo, ya que este último solo afecta al reparto y a la ‘esfera de la circulación’ y sólo puede atenuar las desigualdades e injusticias de la explotación pero no superarlas. En cambio, las cooperativas de producción ayudaban a profundizar, siempre que estas tuvieran un programa de transformación y de supresión del plusvalor. Por otro lado, para Marx la cooperativa obrera de producción es una forma colectiva de apropiación privada, por ello había que tener en cuenta »peligros de la influencia de los sistemas de propiedad y la producción capitalista de los casos autogestionarios.»

 

En el capítulo XI, ‘Cooperación’ del tomo I, de El capital, Marx señaló que el trabajo coordinador de muchos obreros, en un mismo espacio hacer generar una nueva potencia. La cooperación logra una fuerza productiva que como consecuencia permite una mayor producción de bienes. En el caso del capitalismo el patrón se apropia de la productividad y de la fuerza del trabajo.

 

Marx, en el primer Congreso de la Asociación Internacional del Trabajo en Ginebra en septiembre de 1866, apuntó

 

Para convertir la producción social en un gran y armonioso sistema de trabajo cooperativo, los cambios generales son indispensables. Estos cambios nunca se obtendrán sin el empleo de las fuerzas organizadas de la sociedad. Así pues, el poder del Estado, arrancado de las manos de los capitalistas y de los propietarios de la tierra debe ser organizado por los mismos productores.

 

En su análisis, sobre los hechos ocurridos en Francia en 1871, Marx expuso sus ideas sobre cuál sería el papel de la cooperación en una sociedad que va en dirección a la construcción del socialismo. Al realizar un análisis materialista del cooperativismo en sí mismo, concluyó  este que no sería el fin del sistema capitalista:

 

La producción cooperativa no debe quedar en una trampa, debe eliminar el sistema capitalista, si la unión de las asociaciones de cooperativas deben regular la producción nacional, según un plan común.

 

Podría decirse que las cooperativas son un ejemplo de participación directa de gestión, sin la que no hay apropiación social por los trabajadores pero que sin una planificación nacional no son todavía socialismo. Es decir, anular el poder de los patrones en una empresa, no implica necesariamente la abolición del capitalismo  A su vez, la apropiación pública sin gestión directa de las empresas por sus trabajadores tampoco lo es. Para ello, las cooperativas de producción deben pasar a funcionar de forma coordinada. De ahí que la revolución política, la conquista del poder político de los trabajadores fuera una condición necesaria para la emancipación del trabajo, porque existen impedimentos enormes que limitan el despliegue del cooperativismo dentro del capitalismo. De todos modos, aún y así, en la II Internacional (1889) se mantuvo oficialmente las tesis marxistas sobre el cooperativismo pero inclinándose hacia su integración en el sistema.

 

Lenin y el triunfo de la revolución

Lenin, por su parte, prestó atención a las cooperativas como las raíces de socialismo, y estableció a penas después del triunfo de la revolución rusa los koljoses, como una forma cooperativa agrícola con el objetivo de erradicar los latifundios de los terratenientes rusos, realizando expropiaciones y entregando las tierras a los cooperativistas como derecho a uso.

 

Los bolcheviques y Lenin, reinstauraron el valor emancipador del cooperativismo, aunque el declive burocrático posterior postergó esta recuperación teórica de la autogestión. Las luchas de liberación nacional antiimperialista se volvieron a poner en primer lugar, frente a la organización en formas de autogestión y a las cooperativas, como medios de lucha.  

 

Esencialmente, más tarde indicó, que una vez que el estado fuese socialista, la asociación de la producción en cooperativas sería indiscutible. Por eso, él le otorgaba una importancia muy determinante a la interacción entre el cooperativismo y la revolución cultural. Si toda la producción estuviese organizada en cooperativas, afirmaba, ‘ya estaríamos con ambos pies en el suelo socialista’. En el III Congreso de las Cooperativas Obreras, Lenin señalaba:

 

Todos convenimos en que las cooperativas son una conquista del socialismo. Por eso cuesta tanto lograr las conquistas socialistas. Por eso es tan difícil triunfar. El capitalismo dividió intencionadamente a los sectores de la población. Esta división tiene que desaparecer definitiva e irrevocablemente, y toda la sociedad ha de convertirse en una sola cooperativa de trabajadores.

 

 

El Ché Guevara: Las cooperativas y la política de transición al socialismo

 

El Ché, aplicando un análisis marxista y dialéctico sobre el Manual de economía política de la URSS, concluyó que el sistema de dirección económica ‘híbrido’, es decir, socialismo con elementos capitalistas, estaba ayudando a crear las condiciones para el retorno al capitalismo. En este caso, el comunismo ha de bloquear permanentemente la aparición de la ley del valor. Mientras exista funcionando la ley del valor, continuaría existiendo la producción mercantil y el intercambio como mecanismo de mercado ya que implica un cambio de propiedad. También advirtió que la dependencia de la ley para fomentar el desarrollo productivo acabaría minando la conciencia colectiva. Los productos transferidos entre empresas estatales no suponen ningún cambio de propiedad. En cambio los críticos del Ché, que adoptaron opiniones soviéticas, señalaban que la ley de valor y la producción mercantil sólo desaparecerían una vez se llegase a construir el comunismo y que mientras es necesario utilizarla.

 

El Ché vio la propiedad estatal como necesaria para asegurar el proceso de transición socialista asumiendo las contradicciones que surgían. Para que la propiedad estatal llegue a ser propiedad social, según el Ché, era necesario el control cada vez más descentralizado y democrático y entre 1961 y 1965, creó un proyecto dentro del Ministerio de Industrias para promover un proceso que tuviera en cuenta la productividad de Cuba y la conciencia durante la transición al socialismo.

 

En una fase inicial de transición comunista, según el Ché, se requiere de una sociedad altamente productiva, para que la producción social sea dirigida hacia las necesidades de las masas. Ello implica que la clase trabajadora se apropie de las grandes acumulaciones de riqueza y tecnología para librarse de la explotación. Advirtió de que se debía promover el trabajo como deber social y la noción de Estado como el de Empresa Colectiva. Sostenía, además, que las cooperativas no son una forma socialista de la propiedad, pues imponen una superestructura, como en el caso de los koljóses, con relaciones de propiedad y accionaba las políticas económicas capitalistas. Concluyó que no se podía negar que las cooperativas generaban capitalismo dentro del socialismo, porque »aunque tengan tendencias colectivas, es una colectividad con contradicciones frente a la gran colectividad. »

 

Hay, en el principio una cuestión semántica […] ¿qué es una cooperativa? Si es considerada como tal una agrupación de productores, propietarios de sus medios de producción, frente al capitalismo es un adelanto, en el socialismo un atraso, ya que coloca a estas agrupaciones frente a la sociedad propietaria de los otros medios de producción.

 

En la URSS la tierra es propiedad social pero no los otros medios de producción que pertenecen al koljós; sin contar con la pequeña propiedad koljosiana que suministra cantidades crecientes de alimentos básicos y ahonda la brecha entre la sociedad y el koljosiano, si no monetariamente, sí ideológicamente.

 

El Ché creía que una confrontación entre esta forma colectiva y la propiedad social de los medios de producción era inevitable y alertaba que: »cuando choquen la superestructura tendrá fuerza para exigir más “libertad”, es decir imponer condiciones, vale decir, regresar hacia formas capitalista».

 

Conclusión

 

En definitiva, después de considerar el análisis materialista de Marx, Engels, Lenin y el Ché, y su dialéctica, se puede valorar que el cooperativismo y la autogestión son expresiones con un increíblemente alto valor humano. Pero si pensamos a nivel global, a nivel de crear otro orden social, las tesis del Ché son totalmente acertadas. El cooperativismo hoy en día es una forma minoritaria en la economía, aunque tenga mucha fuerza en algunos lugares como el País Vasco o Venezuela, siendo este último el país con más cooperativas del mundo debido a su política. Para terminar, como aporte personal, si se apuesta por la revolución en algún lugar del mundo, las cooperativas de allí tendrán un reto que superar, partiendo de lo acontecido en otros países socialistas anteriormente. 

 

Jennifer Coronado –